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La Natilla

La Natilla es uno de los postres más tradicionales de Colombia, especialmente popular durante la Navidad, y forma parte importante de la gastronomía regional. Este dulce tiene una rica historia, influenciada por una mezcla de tradiciones indígenas, españolas y afrocolombianas. A continuación, exploramos sus raíces culturales, su preparación y su evolución.

Raíces culturales y origen

La Natilla tiene sus raíces en la época de la colonización española, cuando los colonos trajeron consigo ingredientes europeos como la leche, el azúcar y las especias. Sin embargo, el concepto de un postre espeso y cremoso, similar a la Natilla colombiana, también tiene influencias de las costumbres prehispánicas de las comunidades indígenas, que ya utilizaban productos lácteos y especias nativas para elaborar dulces.

La preparación rapida de una natilla
La receta tradicional de la Natilla colombiana es bastante sencilla, pero su sabor es exquisito. Los ingredientes básicos incluyen: leche, azúcar, maicena, canela y coco rallado.

Preparación tradicional de una Natilla
Se usa maíz seco, remojado durante varias horas (preferiblemente toda la noche). Luego, se muele con un poco de agua hasta obtener una masa fina.

Cocción inicial: En una olla grande, se mezcla la leche con la base de maíz, el azúcar (o panela rallada), la canela y, si lo deseas, clavos de olor.

Cocinar a fuego lento: Se cocina la mezcla a fuego bajo, removiendo constantemente con una cuchara de madera para evitar que se pegue o se formen grumos. Este proceso puede tomar entre 30 y 40 minutos, dependiendo de la cantidad.

Servir: Se vierte la natilla en moldes o recipientes individuales y deja enfriar. Una vez fría, se endurecerá ligeramente y estará lista para servir.

El proceso de preparación consiste en:

Calentar la leche junto con el azúcar y las especias hasta que comience a hervir.
Disolver la maicena en un poco de agua fría y agregarla a la mezcla caliente, removiendo constantemente hasta que la mezcla espese y adquiera una consistencia cremosa.
Una vez lista, se deja enfriar y, al momento de servir, se espolvorea canela en polvo por encima para resaltar su sabor.

La Natilla colombiana es mucho más que un simple postre; es un símbolo de la rica herencia cultural del país y una tradición culinaria que ha trascendido generaciones.

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